Ayer vimos como crear un protagonista. Así que hoy debemos ver cómo crear un antagonista que, al igual que el prota de nuestra historia, podría ser hombre, mujer, animal, androide, etc. la característica principal es que tiene algún tipo de motivación opuesta o similar al protagonista lo que les hará chocar y rivalizar durante la historia.
Podemos intentar no cometer el error típico de hacer del antagonista un villano estereotipado (malo malísimo, vaya) y decantarnos por un personaje más humano, con el que podamos empatizar más y que, por ello nos cueste más el hecho de que sea el antagonista.
Por costumbre el antagonista suele ser un villano y el protagonista un héroe (y a veces galán) pero en ocasiones el galán puede ser el antagonista sólo que con intenciones poco nobles.
Cuanto más rico y complejo sea el antagonista más atractivo le resutlará al lector. Cuánto más disfrutamos de un malo impredecible, humano, que se deja lleva por las emociones que no de un malvado y tonto (porque ese es otro tópico, que es malo pero no suele ser demasiado espabilado) que a la mínima se le vence. Es mil veces más atractivo un antagonista visceral y con rasgos con los que nos sintamos identificados que un malo de cliché, con bigote puntiagudo, sonrisa malévola y aviesas intenciones.